No me pronuncio sobre la conveniencia de las Olimpiadas, aunque me inclino a seguir la opinión de los empresarios, que es positiva y hago notar que el apoyo popular al asunto es mucho menor del que se presume. Lo que me interesa resaltar es que si esta tarde no fuéremos designados como sede olímpica se habrá debido, sin duda, a la enorme caída en el prestigio exterior de España, una caída que entiendo está justificada, por otra parte.
Nuestro artículo en El País sobre economía digital
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