Algo hemos hecho muy mal cuando esta fiesta ofrece un aspecto de división, de polémica, de enfrentamiento y bandería. Hay que rehacer lo mal hecho sin continuar los errores cometidos porque no llevan a ninguna parte y es rotundamente necio insistir en el disparate. Se trata no de un programa político, sino de algo más hondo, pero hay que pedir a los que están en el plano político que defiendan lo que hay que defender, pero que no dejen de fortalecer y de cuidar el remedio del problema de fondo. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero hay que hacerlo, más que decirlo. España y los españoles desean y merecen que acertemos.