Rajoy ha decidido no poner el Belén en La Moncloa, a saber por qué razones, ya que imagino que no dirá que lo ha hecho por ahorrar. Realmente la estupidez humana no tiene límites, y la cobardía tampoco. No podemos negarnos a cambiar, es bueno hacerlo, pero ningún cambio será para bien si no hay un alto coeficiente de conservación, y si la Navidad y el Belén no es algo que merezca un respeto y un cuidado, más allá de su significado religioso, como símbolo de una tradición bella y centenaria, ¿qué puede merecerlo? Algunos hablarán de cristofobia, un término que me parece un pelín exagerado, pero yo me conformo con lo dicho, con tener que lamentar la flojera y cobardía de personas que nunca imaginé que pudieran ser tan insípidos y melindrosos.
Nexus 5
Nexus 5