Me equivoqué

Equivocarse es humano, pero esa es una declaración fácil de hacer en abstracto. A mi me parece muy sano ejercitarse en reconocer errores concretos, como el que no tengo otra opción que atribuirme. Me refiero a que había pensado que la reforma de la Constitución que ha propuesto Zapatero y ha aceptado Rajoy era un acierto, pero es que había pensado poco en ella. Me ha bastado leer un texto de Miguel Ángel Quintanilla Navarro para darme cuenta de mi error. El argumento esencial es que la Constitución no debe ser un programa político, y la medida propuesta lo es, efectivamente. La Constitución debe admitir que hay opciones enfrentadas, y la política económica y fiscal que se deriva de la propuesta de déficit cero es la que creo más acertada y oportuna, especialmente en estos momentos, pero no hay razón para constitucionalizarla, y menos de manera tan rara. Hay que defenderla y tratar de implantarla, pero sin ponerla en el lugar en el que debe haber reserva para principios comunes, porque esta medida no es, claramente, un principio que deba asumir la izquierda, aunque tampoco estaría mal que se acercase lo más posible a ella. Como me he equivocado, admito también que puedo equivocarme ahora, de manera que tal vez vuelva sobre mis pasos. De todas maneras pido disculpas por presumir de una cualidad que creo conservo, a Dios gracias, la de cambiar de opinión si se me ofrecen argumentos mejores que los que tenía por míos.
Ver de nuevo E.T.