Índices de Educación

La Secretaria de Estado de Educación ha vuelto tímidamente a la carga poniendo en duda que el modelo de financiación de las Universidades sea sostenible. Bien está, pero eso es como preocuparse por una epidemia arguyendo que disminuirá la asistencia al cine. Nuestro problema universitario, que es pináculo del educativo, se entiende muy bien con tres hechos claros, concretos e indiscutibles: primero, no tenemos ninguna universidad entre las 250 primeras del mundo, mídase como se mida; segundo, desde 1906, hace más de un siglo, nuestra universidad no ha producido ni un sólo Nobel de Ciencia (en ese período Italia, Francia, Inglaterra, Alemania y los EEUU han obtenido centenares de galardones); tercero, nuestras escuelas de negocios están entre las primeras del mundo, y se nutren, básicamente, del mismo personal docente. A cualquiera se le ocurriría una reflexión obvia, pero estamos en un país que no quiere ver las cosas de este modo, con políticos cobardes, pueblerinos  e ignorantes que presumen de saberse el Código Civil y ser los primeros de su promoción de memoriones, y así nos va.
Finlandia