La hipocresía

El espectáculo de la hipocresía política con que se juzga estos días el llamado caso Urdangarín debería preocupar no solo a la Casa Real sino a todo el mundo. Unas son las cosas que se dicen en público, y muy otras las que se afirman en privado, es decir las que se creen. Creo que se trata de un testimonio de que algo está a punto de cambiar, pero todavía no. 
Estamos a un paso de que se empiece a cuestionar seriamente la Monarquía, y quienes se supone tendrían que tener más interés en defenderla no están brillando, precisamente, por su sagacidad. Algo está empezando a tambalearse y no sirve de nada alabar su estabilidad y sus virtudes en público, como si fuéramos a estar indefinidamente en Babia. Supongo que el mal, en  la medida en que lo sea, podría atajarse, pero no de la manera hipócrita con que se pretende aparentar que aquí no pasa nada. 
Cacharros intermedios