Lo normal

La desvergüenza, consentida, de los políticos está alcanzando límites alucinantes. Así Griñán quien al irse al Senado pretende convencernos que eso no tiene nada que ver con posibles imputaciones y afirma, tan fresco, que esa suposición es una maledicencia, ya que el presidente del PSOE, el ex presidente de la Junta y el secretario general del PSOE andaluz «tiene derecho» a un escaño en el Senado. ¿Derecho? ¿qué derecho? Ninguno, pero Griñán da por supuesto que su voluntad y la de los cuatro que mangonean es fuente de derecho, ¡joder qué tropa!
Y, en el lado contrario, el PP nos pretende convencer de que la desaparición de un disco duro del ordenador de Bárcenas es una pura rutina, vamos que tienen derecho a no enseñar sus discos duros y, además, a que nadie piense mal. Así estamos, una desvergüenza, unas actuaciones que siempre, siempre, están por encima de la ley, de la moral y del buen sentido, para eso mandan, y lo hacen porque nosotros se lo consentimos. 
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