Rato

Nunca he sido un fan de Rato y apenas he cruzado con él cuatro palabras, de forma que habría que entender lo que sigue al margen de cualquier prejuicio personal o de grupo, así intento que sea.
1. Da toda la sensación de que el marrón sobre Rato tiene su origen en las culpas que se le atribuyen por Bankia y en que él, como haría casi cualquiera, haya podido tratar de poner parte de su patrimonio a salvo de embargos.
2. Gran parte de ese patrimonio proviene sin duda de la familia, que no era muy escrupulosa: Franco, que no solía encarcelar a empresarios, metió al padre de Rato en chirona por supuestos de evasión de capitales. 
3. Rato regulariza fiscalmente parte o toda esa fortuna en el exterior y luego se le investiga, cosa no del todo normal, pero comprensible, si es verdad que también se ha investigado a otros 700 personas que inducían a sospechas. 
Hasta aquí, lo normal, dentro de un cierto orden. Lo que no es normal es lo siguiente:
1. Que Rato no sea encausado por el fiscal anticorrupción y que la orden de registro se de por un juez de guardia. Un fiscal obediente se encuentra a un juez con ganas de salir en los papeles y entre ambos detienen a Rato, que es de lo que se trataba.
2. La maniobra apesta a venganza política, a advertencia a los posibles insumisos del PP, y a una burda intención de figurar que el Gobierno del PP está por encima de cualquier sospecha y se limita a aplicar la ley.
3. Que las cámaras de la Sexta sepan antes que nadie que Rato va a ser detenido, abunda en esta misma interpretación de que se trata de un burdo montaje político.
4. La característica fundamental de los políticos torpes consiste en crear mayores problemas que los que se supone hay que resolver. En esto, Rajoy y la Vice son unos auténticos genios, hay que serlo para suponer que una política de mano dura con las viejas glorias del milagro económico del PP pueda traer votos a la formación.
5. La venganza es plato que se sirve frío, de forma que a esperar.