Siempre me ha asombrado no que Margallo sea ministro, sino que Rajoy tenga tan pocos amigos como para hacerlo ministro de Exteriores. Su declaración de hoy respecto al festín independentista (¡el ministro de Asuntos Exteriores de España!) rebasa, a mi gusto, todos los límites tolerables de estupidez, inoportunidad política y cobardía. No repito lo que dijo porque no quiero hacerles pasar un mal rato.
Pequeña gran idea
Pequeña gran idea