La historia del pequeño Nicolás que hoy publica El Confidencial no tiene desperdicio. Me parece una estupenda metáfora de la sociedad española, del sistema de poder, algo en lo que hay que estar aunque no se tenga nada que decir, un medio en el que se puede hacer una gran carrera a base de fotos. Estar y no ser es lo que se necesita en una sociedad que carece por completo de filtros, en la que lo que hay se acepta a título de única legitimidad, el paraíso de los trepas. Una sociedad en que los partidos tienden a ser bandas, la banda de Mariano, de Santiago, de Esperanza o de José Luis, y nada más, porque el resto es sospechoso. Pero da la sensación de que es regla que también sirve en los negocios, en la universidad, en la cultura, ámbitos en los que pueden llegar a la cumbre los Pepe sonrisas y el pequeño Nicolás, lástima con lo que prometía.
educación y tecnologías
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