Ni las del Real Madrid contra el Barça, o viceversa, ni la de los laicistas, izquierdistas, indignados, o quienes sean, contra la religión, ni la de los que se dedican a atacar a los laicistas para no ser menos, o para ser más, que no lo sé muy bien. Hemos tenido unos días de gozosa presencia religiosa en el ámbito público, pero parece que algunos se empeñan en prolongar, a cuenta de ello, una polémica, estéril, provinciana y estúpida. Última vez que aludo al tema, porque no sirve de nada, y desmiente los mejores propósitos de los que nos sentimos cristianos. Yo creo que una obligación moral, y desde luego cristiana, es no responder con maneras tan necias y zafias como las que usan nuestros agresores, y si se puede, y vaya si se puede, hablar de otra cosa.
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