Que el resultado del triple proceso a Garzón iba a revestir la forma de un compromiso parecía estar fuera de duda, y así parece haber sido. Había que condenar y se condena; había que no quemarse, y se ha evitado el fuego; era peligroso tocar algunas coas, y se han evitado. Un gran ejercicio, pero un sabor algo estomagante para paladares con pretensiones. Bien hará el español de a píe, la inmensa mayoría, en no pensar que a él pueda sucederle tamaño prodigio: se ha restablecido el orden, pero la justicia puede esperar.
Smartphones y su venta
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