Las autoridades siempre lo saben todo, a ver si os enteráis, que sois un poco torpes. La consejera de educación de Cataluña, Irene Rigau, sabía que lo del niño mataprofes, era un brote psicótico y, sobre todo, tenía muy claro que ella no tenía ninguna culpa. Es para lo que sirve saber, para echarle la culpa al empedrado. Los penalistas, que también saben mucho, dicen que este ha sido un hecho aislado, vayan meditando. Nos hemos acostumbrado no ya a que todo tenga una respuesta, sino a que esa respuesta sea siempre oficial, contundente y simple: esto es lo que suelen tener en común las tonterías y las opiniones de los que mandan.