Una Navidad que se ha quedado en nada

Que el público no está para fiestas, parece evidente, aunque parece estar un poco más dispuesto a comprar que hace un año. Se sabrá. Lo que me ha llamado más la atención ha sido que el proceso descristianizador de la Navidad ha avanzado muchísimo, al menos aparentemente. Me pregunto cuál será la responsabilidad de la jerarquía católica y de ciertos apóstoles en este asunto, sin descartar la mía, nada pequeña, seguramente, pero también puede ser que estemos ante un proceso más hondo que lo que todo el mundo percibe. Creo, sinceramente, que es una perdida, pero ha pasado más veces y alguna vez será la última, aunque no tenga necesariamente que ser esta.
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