Siempre da pena la desaparición de un periódico de papel, y en el caso de La Gaceta, mi pena es mayor porque, de vez en cuando, acogía mis textos. Sin embargo, por encima de los errores que se hayan podido cometer, de la crisis económica, y de la escasez de lectores, tres temas que podrían ser diez, lo lógico es que el papel de periódico perezca. Deseo, pues, buena vida y mejor inteligencia a La Gaceta digital, a ver si consigue el éxito que estuvo a punto de lograr en papel, antes de iniciarse el declive económico de un grupo tan singular y atrevido como innovador.