Lo peor de las tarjetas de Cajamadrid es no ya lo que muestran, que es de una obscena vulgaridad propia de rateros, sino lo que seguramente pretende ocultar: que, como dice Joaquín Leguina hoy en El Mundo, en 1995 Cajamadrid era una entidad plenamente solvente, y Blesa y Moral Santín, por simplificar, la han llevado a una quiebra de más de 20.000.000.000 de euros. Leguina se pregunta si habrá jueces para ver el caso, ¿ustedes que creen? Mi impresión personal es que estamos asistiendo a una escenificación que sirve a un escamoteo, porque hay mucho que ocultar, entre otras cosas porque puede llegar a brillar más los 19 euros de unas bragas en Woman´s Secret que los millones que nadie sabe de dónde sacó Bárcenas. De todas maneras, bueno es que se sepa lo que se ha hecho y quién lo hizo, y espero que de eso podamos aprender, digo podamos, no Podemos.
Shamu
Shamu