Lo siento pero no puedo alegrarme de la forma en que ha sido detenido Teddy Bautista, exactamente por las mismas razones por las que sí me alegro de la forma en que se está desvaneciendo la acusación sobre Dominique Strauss Kahn. Yo, naturalmente no puedo estar cierto ni de la inocencia de uno ni de la culpabilidad del otro, pero sí estoy convencido de que la policía y los fiscales neoyorkinos actuaron y actuarán de manera admirablemente independiente y cuan objetiva puedan, mientras que me jugaría cualquier cosa a que la espectacular detención de Teddy es fruto de la fría deliberación de quien es capaz de actuar pensando, únicamente, que Teddy les es mucho menos útil vivo que muerto.
Supongo que el listísimo Teddy estará ahora pensando lo mal que hizo fiándose de los políticos y despreciando a sus enemigos con el paraguas de los primeros. Su chulería le cegó, pudo más que su listura. Se ve que no lee los periódicos y que no ha sabido valorar lo que pueda significar para un PSOE moribundo romper el frente en el que los enemigos de la SGAE y los indignados estaban tan confundidos como unánimes.
No tengo ni idea de lo que haya podido hacer Teddy, además de obras de caridad, imagino, pero es evidente que no ha sabido darse cuenta de que no estaba manejando un dinero indisputablemente suyo, y que los mismos, o sus amigos, que le aprobaban las cuentas sin mayores reparos, se podrían lanzar a su cuello si la dentellada les conviniese, como parece ser el caso.