El PP ha dado, al menos, cierta sensación de que sabe en qué lío está metido al tardar mucho más de lo razonable en querellarse contra las supuestas fotocopias de los supuestos papeles de la supuesta corrupción del supuesto autor. Mientras tanto, el mercado de los votantes seguramente ha descontado ya lo que realmente importa, la absoluta falta de credibilidad de la maniobra. Es lo que pasa con los tecnócratas, que confunden la política con lo que convenga en cada caso, con la supuesta justicia, por ejemplo.
Lo terrible es que el PP no de ninguna señal de preocupación por el efecto de fondo de su estrategia, pensando, de modo tan egoísta como miope, que cabe distribuir los costos de manera general, algo así como lo de subir los impuestos a todos para que algunos puedan seguir disfrutando de las mieles electivas.
¡Qué inmenso error! Los españoles son poca cosa, y saben que viven en medio de la hipocresía general, pero todo tiene un límite, y no perdonarán al PP esta vergüenza desmedida, no con su voto.
Lo que cuesta
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