Rato

Apenas he cambiado tres palabras con Rodrigo Rato, y he oído pestes de él de supuestos amigos, de los enemigos ni hablo. La prensa ha sido sospechosamente unánime al criticar su nombramiento en Telefónica, una compañía privada, por decir algo. Creo que su abandono del FMI fue, como poco, frívolo, inconsecuente con el esfuerzo para colocarle allí, y podría decir bastante más cosas negativas, a modo de introito de lo que ahora diré. Sin embargo  me parece de un cinismo ya casi cómico tomarle como chivo expiatoria por el desastre, también por no emplear palabras insultantes, de Bankia. Mi impresión es que entre casi todos, y, señaladamente, entre Zapatero, Rajoy, el gobernador del Banco de España, y los capos de la Banca, le engatusaron para que se tragase lo de Bankia prometiéndole algo que no le pudieron dar o que, directamente, no estaban dispuestos a darle, pero creo que ha sido  más una mezcla de víctima y candidato a chivo expiatorio que otra cosa, claro que no se paso de listo al no maliciarlo. No lo sé, la verdad, pero me temo que sea lo más verosímil  por mucho que para casi todo el mundo sea lo más conveniente alancearle a modo, aunque tampoco creo que acabe por pasarle nada, estamos en España. 
La TV que no viene