Me llama la atención las ganas que la prensa tiene de que Rajoy haga algo que parezca reforzarle, hasta el punto de que se considera un signo muy positivo que nombre como ministro a un político del PP con bastante buena imagen. Las cosas están tan mal para el PP que lo normal se interpreta como extraordinario, algo así como si Rajoy hubiese alcanzado un pacto de legislatura con esa rara entidad política que se conoce como el sorayismo. En fin, ganas que hay de que no todo se descaraje. Son esas ganas las que hacen pensar que, pese a todo, es posible que Rajoy se acabe saliendo con la suya y consiga una victoria en el 2015, aunque sea in extremis. Los electores no saben mucho de política y los de la derecha incluso suelen detestarla, pero, pese a eso, son los que deciden, y pueden acabar renovando a Rajoy por miedo, hábilmente inducido, a una especie de acabose: le llaman democracia y sí lo es, sumamente imperfecta, desde luego, pero es que los electores no quieren más, y a ver quién les lleva la contraria.
¡Movistar, socorro!
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