Jueces lentos, fiscales rapidillos


El caso Faisán ha estado en la inopia gracias a que se produjo una desafortunada coincidencia, aunque no seguramente para quienes proclamaban que el caso era una invención. A la legendaria capacidad del juez Garzón para ralentizar los casos vidriosos, se unió la celeridad del Fiscal Carlos Bautista, que, tal como acabamos de saber, gracias a la diligente tarea que desarrolla Dignidad y Justicia como acusación popular, no se tomó la molestia de revisar con el detenimiento debido una de las pruebas claves. Al parecer, Bautista se conformó con ver a cámara rápida el video de las grabaciones del 4 de mayo de 2006, el día en el que, según se nos quiere hacer creer, unos descontrolados y desaprensivos policías avisaron a los encargados de la recaudación etarra de que unos compañeros que no estaban muy a la última de cómo marchaba la cosa del proceso de paz podrían echarles el guante si no se andaban con tiento.  Pues bien, al parecer el fiscal tenía prisa en conseguir que el proceso pudiese seguir despreocupadamente y en la inopia según la receta del doctor Garzón para el caso. Llevado de tan noble y colaborador celo no se apercibió adecuadamente de lo que el video señalaba para cualquier fiscal menos apresurado, a saber que el video había sufrido dos amputaciones de su contenido. Lo que puede ser una nadería si se trata de ver, por ejemplo, una película subvencionada, tiene cierta importancia cuando se está indagando la sospechosa conducta de policías tan estrafalarios, más cuando no es nada difícil deducir que los malhadados cortes de la cinta coinciden al segundo con los momentos claves  del chivatazo, según la propia versión del Ministerio Público. La Guardia Civil, que no debía estar en la onda, consideró, de hecho, que los cortes eran muestra de una manipulación deliberada.
Con tan escaso bagaje, el Fiscal Bautista declaró agotada la investigación, argumentando que, ni resultaba necesaria la práctica de nuevas diligencias, ni concurrían en el caso hechos que pudieran resultar incriminatorios, así que propuso el sobreseimiento provisional del caso y el archivo de la causa. Afortunadamente, Dignidad y Justicia ha reparado en el conformismo y la flojera visual de las inspecciones de Bautista tras poder acceder a las pruebas, al comprobar que la copia de la cinta que el Juzgado había puesto a su disposición estaba en cámara rápida, y solicitó llevar a cabo una nueva visualización completa de la cinta que el Fiscal había considerado irrelevante. Pudo comprobar que la inaudita celeridad del Fiscal había sido la causa de no ver lo que vería cualquiera, es decir, que la cinta  había sido alterada, y eso no es algo que suela hacerse sino con muy precisas y oscuras intenciones.
Hay que poner de manifiesto que la conducta del Fiscal ha sido, cuando menos, muy irresponsable desde el punto de vista profesional, al tiempo que nos alegramos de que, pese a todo , los mecanismos de la Justicia permitan que, cuando alguien se toma interés real en un asunto, se acabe descubriendo lo que la desidia y/o una torcida intención no ha acertado a ver. Por fortuna, el caso Faisán está ahora en manos de jueces menos lentos y, aunque algunos fiscales se empeñen en labores más de encubrimiento que de investigación, de ciudadanos responsables y ejemplares que no comulgan con ruedas de molino, de manera que podemos empezar a confiar en que, lentamente, pero de modo inexorable, podamos poner en claro lo que sucedió ese día tan negro para la policía española. 
[Editorial de La Gaceta]