Pido disculpas a mis lectores, pero he de dedicar más espacio a la política, habida cuenta de la aventura en que me he metido, o sea Vox. Procuraré, con todo, conservar una cierta independencia de criterio, una higiene. No se puede criticar, como voy a hacerlo, a los talibanes que insultan, calumnian y tratan de despreciar al adversario, a ese al que ni se nombra, haciendo lo mismo. De todas formas, esa manera de tratar al público al referirse a terceros es una muestra inequívoca de lo que piensan de nosotros, que somos bobos. Creo que en política el pudor exige defender lo que se cree sin pretender que de eso dependa el destino último del universo, la salvación de las almas o el futuro de España. Somos agentes de un gran drama, y tenemos que procurar cumplir bien el papel que se nos asigna, pero sin sobreactuar que es poco elegante.
Tuits peligrosos
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