Hoy ha muerto Vaclav Havel, uno de los mejores ejemplos de que las dictaduras comunistas no consiguieron acabar, del todo, con la libertad intelectual. Llegó a presidente de su país, pero nunca fue un político al uso, un profesional del poder, sino un hombre de ideas, un tipo raro entre nosotros pero, a Dios gracias, presente en esos países del Este de Europa que un día parecieron haber muerto para la libertad, pero gracias a Havel, y a muy pocos más, no fue así. Es emocionante que haya habido gentes dignas que se resistieron por todos los medios al avasallamiento del poder totalitario, una resistencia que es indiscernible de la libertad y que debe ejercerse en todo momento, incluso cuando la libertad no parezca estar amenazada, porque siempre lo está.