No creo que sean lo mismo la izquierda, el PSOE y los sindicatos, pero hay un determinado aire de familia que tiende a exagerarse cuando no les va demasiado bien. Son ellos, desde luego, quienes han de pensar en las razones de su declive, si es que lo hay, como me parece ser el caso. Tal vez tenga razón Rubalcaba, y sea lógico echarle la culpa de los seis millones de parados a la reforma laboral, que aún no ha entrado ni siquiera en vigor, me parece, pero es lo que ha hecho este líder incombustible. Tal vez sea lógico ir por la vida de humillado y ofendido, de arcángel justiciero, pero el común de los mortales puede llegar a hartarse un poco de tanta afectación. Creo que es lo que está pasando.
Un editor
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