El profesor Francisco Cabrillo ha publicado un excelente análisis de lo que está pasando en la Universidad española, lúcido y moderado. Yo sería algo más agresivo con los que mandan, en la Universidad, sobre todo, y también en el Ministerio. Creo que el plante de los rectores al Ministro ha sido un bochorno, una prueba de muy mala educación, y además, por mucho que reclamen respeto, una enorme falta de respeto, no ya al Ministro sino a la democracia española, a una democracia que no existe, ni puede existir, por cierto, en una Universidad dominada orgánicamente por el juego oscuro de intereses y prebendas, por un pacto por la mediocridad que se ha podido consolidar, tan solo, por la ignorancia del asunto por parte de la sociedad, y por la herencia clerical y servil de que se nutre nuestra escasamente gloriosa universidad.
Para ser respetado y respetable hay que ser autónomo, también en la economía y nuestras universidades solo saben vivir del dinero de los presupuestos porque no compiten, ni por dinero ni entre sí, y quienes mandan en ellas, esos sindicatos de intereses tan espesos como obvios, tampoco tienen el menor interés en que así sea.
Se trata de algo a lo que hay que poner remedio, pero los españoles pueden estar seguros que eso no podrá hacerse mientras las universidades se sigan gobernando, caso único en el mundo civilizado, de la manera que lo hacen. Los rectores han pretendido asustar al gobierno, y es posible que lo hayan conseguido, para vergüenza de todos, pero no hacen más que dilatar una agonía inevitable, porque la universidad que hoy padecemos ni tiene sentido, ni tiene futuro.
Un teléfono de FB
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