Ayer leí un libro muy pesimista de un pensador pesimista, y luego hablé con otro amigo, también pesimista, y sabio, aunque de otro género, mucho más llevadero, y llegamos al acuerdo de que incluso cuando se considere que el pesimismo sea la mirada más lúcida, lo que no comparto, aunque decirlo sea irrelevante, no vale cualquier clase de argumentos en su favor, si es que vale argumentar, que parece dudoso. Para decirlo brevemente, no cabe decir: fíjate que malo es el mundo que esta misma mañana me he tropezado, al salir a la calle, con Scarlett Johansson. Es obvio que hay cosas peores, de manera que tales razones conducirían a un pesimismo matizado, o sea, consolador, porque es muy triste ser súbdito del reino de los tontos.
Noticia poco apta para pesimistas al uso
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