Hay un notabilísimo paralelismo entre la crisis del sistema y la crisis de Prisa. Cebrián se sigue forrando mientras su ineficiente y pretencioso imperio se desguaza y se hunde, entre otras razones porque él se lleva en su sueldo un alto porcentaje de los ingresos del grupo. Pero él aguanta. Ese parece el ideal de algunos políticos: el sistema hace aguas, los españoles ya saben que hay que cambiarlo, hay sensación de caminar hacia el abismo, por fuera y desde dentro, pero algunos pretenden hacer el Cebrián, que nada cambie para que todo siga igual. Pero no va a poder ser, y se va a ver muy pronto.