Ayer tuve el honor y el placer de intervenir en el acto que convocó la iniciativa Reconversión en el Hotel Intercontinental de Madrid. Hablé de la necesidad de conseguir que nuestros partidos se reformen para que podamos conseguir una democracia más decente, que tolere mal y castigue dura e inmediatamente la corrupción, más eficaz, más ágil y más representativa, y sugerí que habría que promover una ley de partidos. Habrá que intentar conseguirlo mediante una iniciativa legislativa popular, pero ayer, hablando ante los más de mil amigos que habían venido a compartir nuestras ideas, sentí realmente que en España hay gente capaz de tomarse en serio la democracia, de comprender su enorme capacidad de mejora, experimente que aún estamos a tiempo para hacer verdad práctica y operativa la idea de que España es nuestra, de que la democracia ha puesto el destino común de los españoles en nuestras manos, las manos de todos, y que no podemos resignarnos a la queja, que se puede hacer algo: trataremos de hacerlo.