He vuelto a gastar más euros de los que merece el caso en una mala película, cosa de mi vicio. Es sorprendente la escasez de imaginación o lo tontos que nos creen y seguramente somos por soportar con buena cara esta especie de historias tan tópicas, hombres de negocios sin escrúpulos, asesinos a sueldo y policías más que justos, casi todo mentira, pero se ve que nos gusta.