Una simulación

Si el PP tuviese problemas en el futuro, debido a los problemas provocados por el marianismo, cosa, como se sabe, muy improbable, no cabe duda de que el partido tendría en la señora De Cospedal una magnífica tabla de salvación: una persona que es capaz de usar la palabra simulación para hablar de la relación entre Bárcenas y el PP, es un diamante en bruto, una mina, un auténtico portento del lenguaje político y de la comunicación, un político sin barreras, un ciclón, aunque, eso sí, no parece haber leído a Freud, ni, por supuesto, a Lakoff, no ha podido perder tiempo porque ella se ha formado a conciencia para llegar a la cumbre, y ya le queda poco. Cuando más oscuro se vuelve todo, siempre hay una lucecita de esperanza.
Ballmer, Surface, y el buen sentido