Según parece, los poderes económicos presionan para que Rajoy no corra riesgos, ante la amenaza que su caída podría suponer para la estabilidad y la política española. Está bien visto, pero habría que ayudar a Rajoy a hacer las cosas bien, y no solo a juicio de los grandes que tratan de protegerle, según El Confidencial. Aquí todo el mundo se mueve, se mueve Bárcenas, se mueve Corina, se mueve Urdangarin, se mueve el PSC, se mueve Pedro Jota, todos menos Rajoy que es el que lo tendría más fácil, le bastaría con dejar el problema en manos del PP y dedicarse a gobernar, pero, claro, eso sería hacer política, y parece que a Rajoy no le gusta ese oficio. En consecuencia, acabará pasando lo único que puede pasar, que todo empeorará: cuando se quiere evitar la guerra a cambio de deshonor, se obtiene el deshonor y no se evita la guerra, y es solo un aviso de lo que llegará, aunque tarde y en forma de caos, por no querer tomar decisiones.
Doble pantalla
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