Dado el nivel de confusión entre el plano político y el plano penal no es fácil decir si el caso Bárcenas entra en fase final o está apunto de comenzar, aunque también puede que no sea ni lo uno ni lo otro. En cualquier caso, se trata de un caso en el que es fácil comprobar la amplitud de las tragaderas del respetable, o, dicho de otra manera, el tamaño de la hipocresía tolerable, que tiende a crecer.
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