Muchos nos quejamos de que los políticos hagan más caso a las encuestas que a ningún propósito o ideal, pero es un precio que no es fácil evitar en la democracia. Ese es el problema principal de los actuales dirigentes del PP, que no tienen suficiente energía como para tratar de paliar la excesiva dependencia moral e intelectual, la expectativa, de lo público que tiene el electorado español, puesto que, mayoritariamente, entiende que los problemas los tiene que resolver el Estado, esto es, los demás. Por eso los que mandan actualmente en el PP pretenden que su victoria esté fundada en la buena fama de gestores que suponen haber heredado, pero esa fama ya se ha esfumado, si bien es justo reconocer que les queda un recorrido (electoral) que explotarán afirmando aquello de que si no les votamos a ellos vendrá el tripartito. ¿Funcionara? Es bastante probable, pero lo paradójico es que el tripartito ya ha venido, que el PSOE se tiene que ir hacia su izquierda porque Rajoy le ha robado sus políticas. Esto es triste, pero me parece la pura verdad del caso, más verdad para quienes crean, y son legión, que la democracia sirve tan solo para legitimar la victoria, que para todo lo demás es un estorbo.
Libros digitales
Libros digitales