El régimen de tonterías al que estamos sometidos ante la cantinela de los secesionistas catalanes encuentra su culmen en la estupidez siempre inagotable de algunos progres, esos que se inventan lo de que la manera mejor de preparar independentistas es oponerse a sus designios. La única medicina que conozco de cierta eficacia es leer asiduamente a Espada, pues reconozco que yo mismo he caído alguna vez en esa clase de argumentos circulares y tontunos: o sea que, según estos españoles sabios y violetiles, la mejor manera de evitar el independentismo es concederlo; es seguro que, en cualquier caso, la culpa será siempre de los mismos, de los sospechosos habituales, así que ya se pueden ir rindiendo.