Una derecha sin ideas

Llevo mucho tiempo pensando que la derecha en España no ha conseguido ponerse en serio a pensar que tiene razón, y cree mejor apostar siempre por el poder, con razón y/o sin ella, por eso no tiene ni ha tenido interés en organizaciones democrático-liberales, sino en especies de falange más o menos autoritarias. Pagamos la factura de que los intentos de «revolución» liberal siempre han fracasado entre nosotros, pero ya debiéramos haber aprendido a apostar porque eso no sea una losa, sino un mero accidente histórico. El caso es que, sin apenas excepción, los partidos de la derecha apuestan por ser partidos del gobierno, no fuerzas que defiendan lo que sus electores creen, piensan y desean, y menos aún lo que puedan pensar los mejores de entre ellos. Como siempre gobiernan pocos, y en eso tenía razón Gonzalo Fernández de la Mora, los partidos de derecha parecen contentarse con ser camarillas de poderosos y adláteres, y así no es posible que surja ni una Thatcher ni un Macron, un alto funcionarios todo lo más. Si a eso se le añaden dos poderosos factores se explica lo que nos pasa, a mi modo de ver. El primer factor es que el fondo cristiano de la cultura popular, el que apoyó al franquismo, tiene gran propensión a formas de autoritarismo (supuestamente) solidario, y de ahí que el PSOE  heredase directamente, en su momento,  buena parte del franquismo sociológico (una gran parte de los que fueron a las ceremonias funerales de Franco fueron también a los de Tierno Galván). El segundo factor es el deprimente descenso de nivel intelectual de la clase media, la ignorancia revestida de títulos, un éxito del PSOE y, a la vez, de esa derecha que, en el fondo, pretende sobrevivir suponiendo que las ideas carecen de cualquier importancia. Así lo veo.