El menú político

Cediendo a las exigencias de catalanes y mediterráneos, el Gobierno no hace otra cosas que seguir su línea habitual: no hacer olas, no meterse en líos, confiar una vez más en la paciencia infinita de su votantes y, sobre todo, no tocar el sistema que les ha llevado, por inaudito que sea, al poder. Lo que se ha hecho para que Rajoy pueda gobernar es lo que creen que hay que seguir haciendo, sin que importe nada, aunque el país se hunda, y hasta ahora no les va del todo mal, ahí siguen y confían en continuar y en volver a ganar las elecciones. Por supuesto no creen que España pueda hundirse, y aunque seamos muchos los que creemos que se equivocan de medio a medio, no contamos nada,  no somos nadie. 
Una tecnología muy prometedora

Siete años, tres meses

Ayer, la comparecencia de Rajoy tuvo un cierto valor emotivo, pero dio a entender algo que debería ser preocupante. Rajoy cree que puede compararse su trabajo con el del anterior gobierno en términos de intensidad de las reformas: «hemos hecho más en tres meses que otros en siete años». Yo creo que esa es una comparación desenfocada y desafortunada. Los españoles que le votaron esperan, entiendo yo, que haga, sobre todo, cosas distintas, y resulta que da a entender que, está haciendo las mismas, pero más deprisa. Creo que es un error de comunicación fundamental, y espero que no sea más que un lapsus, que si lo piensa con más calma se de cuenta de que debiera buscar otras comparaciones, aunque, hasta ahora, efectivamente, no tendría gran cosa que mostrar. 
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