Beneytos y Pastores

Este gobierno tiene un problema de fondo y de forma, le falta claridad y unidad, y, en consecuencia, decisión. Como no se aclara, nos obliga a tratar de aclararnos y eso, inevitablemente, genera confusión, malestar, un dolor añadido. Un par de ejemplos. La ministra Pastor, que está en Fomento, ha declarado, más o menos, lo siguiente: el gobierno anterior ha dejado 40.000 millones de deudas, facturas sin pagar o déficit, no creo que lo sepan ni ellos, pero, al parecer, el AVE es rentable, y parece ser que lo será más cuando vaya a La Coruña, creencia insólita, pero muy oportuna en una gallega simulada y vocacional como la ministra. Para culminar afirma que ella va a arreglar todo esto sin que nos  cueste un euro a los españoles. ¿Qué pasa entonces? Que no hay quien entienda como con ministros tan sagaces no se han resuelto ya todos los problemas en España, y como no vienen del mundo entero a pedirle a Rajoy que les deje algunos ministros, al menos por unas semanas. 
Entonces aparece Beneyto que no es ministro, pero manda y se atreve a echar un cuarto a espadas, y dice que no hay que descartar una intervención y que tampoco sería para tanto (no sé si estaría pensando en que Pastor diese la versión oficial para hacerlo muy llevadero). Éste, al menos, dice algo que puede ser verdad, aunque parece que no es lo que el gobierno está deseando que pensemos, de manera que imagino que le lloverán los capones, y que puede  terminar su carrera sin apenas haberla empezado. Si me dejan elegir me quedo con Beneyto, pero me temo que el estilo Pastor se lleva más, es decir suponer que los electores son más tontos de lo razonable.
¿Chromebook?

Siete años, tres meses

Ayer, la comparecencia de Rajoy tuvo un cierto valor emotivo, pero dio a entender algo que debería ser preocupante. Rajoy cree que puede compararse su trabajo con el del anterior gobierno en términos de intensidad de las reformas: «hemos hecho más en tres meses que otros en siete años». Yo creo que esa es una comparación desenfocada y desafortunada. Los españoles que le votaron esperan, entiendo yo, que haga, sobre todo, cosas distintas, y resulta que da a entender que, está haciendo las mismas, pero más deprisa. Creo que es un error de comunicación fundamental, y espero que no sea más que un lapsus, que si lo piensa con más calma se de cuenta de que debiera buscar otras comparaciones, aunque, hasta ahora, efectivamente, no tendría gran cosa que mostrar. 
Google y la innovación

Ministros boquirrotos

Un amigo suele decir que la mayor diferencia que existe entre una persona inteligente y un necio es que el primero se puede recuperar de los fracasos, mientras que los segundos jamás se recuperan de un éxito. A veces pienso que eso les pasa a algunos ministros que se dedican a decir bobadas y generalidades sin haber leído nunca la fábula de la zorra y el cuervo
En España hay un cierto vicio de hablar de reformas sin estudiar a fondo el caso, y sin que nunca quede claro de qué se habla, lo que constituye el primer mandamiento de lo que muchos llaman arriolismo, aunque tenga nombres mucho más viejos: debe ser cosa del predominio de los economistas, con una ideología más o menos  prêt-à-porter, sobre los políticos. Los impuestos, en particular, no son algo que pueda bajarse sin límite o subirse sin freno, además de que siempre se alteran pro-tempore,  por lo que al afirmar que se quieren subir o bajar habría que decir para qué, y no vale sólo lo de el equilibrio fiscal, porque el mejor equilibrio fiscal se dará cuando todos estemos muertos. Sin decir qué educación se quiere, o qué sanidad, es bastante demagógico hablar de pagar más…, o de pagar menos. 
Google+ y el buscador