Ortega y la técnica

[Jesús Sánchez Lambás, Javier Zamora y José Luis González Quirós en la mesa inaugural del Simposio]



En este año de 2010 se cumple el septuagésimo quinto aniversario de la publicación, en las páginas de La Nación, el periódico de Buenos Aires, del texto orteguiano conocido como Meditación de la técnica. Con este motivo, durante el miércoles y el jueves de la semana pasada, se ha celebrado en la Fundación Ortega un Simposio internacional dedicado a estudiar esa obra que, a mi modesto entender, es de las más originales entre las orteguianas. Han estado presentes especialistas de Estados Unidos, los profesores Thomas Mermall y Langdom Winner, de Francia, Beatricé Fonck, de Portugal, Margarida Almeida, y de Suecia, Inger Enkvist, además de una nutrida nómina de filósofos y estudiosos españoles como Javier Echeverría, Fernando Broncano, Jesús Conill, Ramón Queraltó, Armando Menéndez, Jesús Vega, Ignacio Sánchez Cámara, Ignacio Quintanilla, Antonio Dieguez, José Lasaga, Alejandro Martínez y José Morillo Velázquez, y creo no dejarme a ninguno.
El Simposio ha cumplido sus objetivos y ha supuesto dos días de intensa reflexión y debates sno solo sobre un aspecto poco estudiado de la obra de Ortega, sino sobre un tema, cuya adecuada comprensión, como supo ver el filósofo madrileño, tiene cada día que pasa mayor importancia. Para mí, que tuve el honor de coordinarlo con la siempre eficaz ayuda de Igancio Quintanilla y de Karim Gherab, el Simposio ha sido uno de los actos académicos más provechosos e interesantes en los que haya podido participar. He aprendido nuevas cosas que creía conocer bien y me he visto estimulado a lecturas muy precisas y a cuestionar cosas que no había advertido. La Fundación nos acogió con la máxima elegancia posible, lo que no siempre suele ser el caso y se esforzó porque pudiéramos pensar y hablar con tranquilidad en el estupendo marco de su sede de la calle Fortuny; en fin, una semana inusualmente productiva y grata. Espero que pronto podamos ofrecer a los lectores interesados una versión escrita y bien editada de las lecciones a la que se ñadan, al menos, textos de Carl Mitcham y de Carlos Mellizo que no pudieron venir a Madrid pero que han escrito pensando en la ocasión.