Renfe en el diván


Hace unos meses se ha publicado «Renfe en el diván», un libro de José Luis Villa, que fue el ingeniero que dirigió la implantación del AVE y que, tras casi cuarenta años en Renfe, dejó la compañía como director general a comienzos de este siglo.

La obra tiene un interés enorme. En primer lugar, es un retrato indirecto de casi medio siglo de España que te hace reír en ocasiones, como cuando recuerda la rica y variada terminología que existía en la Renfe de los sesenta para denominar a los urinarios, o la inextricable maraña laboral, o casi llorar, como cuando cuenta la frivolidad de quienes compraban trenes como si fueran docenas de huevos o la miopía nacionalista que nos ha obligado a repetir a finales del siglo XX el error Subercase, multiplicándolo casi por diecisiete.
En segundo lugar, es el retrato desde dentro, con extraña objetividad tratándose de españoles, de la gestión profesional y política de una compañía tan gigantesca y decisiva como ha sido Renfe.
Por último, muestra en primer plano que el esfuerzo y las ideas de gente dispuesta a trabajar casi puede conseguir milagros, en este caso el cambio completo de una compañía en apenas dos décadas.
Sinceramente, no creo que nadie que tenga que ver profesionalmente con el ferrocarril pueda prescindir de la lectura de un libro tan excepcionalmente singular. Los españoles no tenemos ni tradición memorialista, ni, por lo general, nos esforzamos mucho en razonar y en ser objetivos con nuestros rivales: el libro de José Luis Villa es un ejemplo de lo contrario.
Como la distribución de libros es un desastre sin paliativos, y sé de lo que hablo, la mejor manera de adquirir el libro es Amazon. El autor ha abierto un blog que también puede visitarse.

Para hacer honor a la objetividad del autor, acabaré confesando, y lo hago porque esto es para mi un honor, que he sido el editor del libro, lo que me ha permitido el placer de leerlo por dos veces, antes de publicarlo, y después.
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