La política como necesidad

Confieso que la política me gusta, pero más allá de eso, me parece necesaria. Creo que la política consiste en un empeño variopinto y continuo por racionalizar y contener el poder, que llega a su plenitud cuando se puede ejercerlo. Lo que ocurre es que quienes ejercen el poder se olvidan frecuentemente de la política para dedicarse a otra cosa, a mantenerse, a mandar, a ser pequeños dictadores. Por eso suelen abominar de la política, aunque no siempre se atrevan a confesarlo, porque les recuerda que son mortales. También creo que la democracia consiste, como supo ver bien Popper, en la destituibilidad, y nuestro problema es que ahora tenemos un «bipartito» que no es destituible, que conforma un esquema de poder que arruina la política y niega la libertad abusando de la capacidad de simplificación de un electorado muy entrenado en estrategias maniqueas. Creo que nuestro problema numero uno, y causa de todos los demás, es la estructura del sistema de partidos, su falta de democracia interna, su excesivo poder, su cinismo y su tendencia a hacer o que haga falta para llegar y mantener el poder, más allá de cualquier límite ideológico, ético o legal. Es un producto degenerado de un sistema que fue escasamente crítico con sus posibles deformaciones y que ha ido degenerando a consecuencia de la excesiva candidez de los electores. creo que es algo que hay que cambiar y que está en la raíz de todos nuestros problemas, del déficit, del llamado problema financiero, de la acromegalia incontrolable de o público. 
De todo esto hablaré el lunes día 12 en un acto público que convoca la plataforma Reconversión en el Hotel Intercontinental de Madrid, Paseo de la castellana 49, a las 7 de la tarde. Están todos invitados.