Acabo de pasar unas semanas en los Estados Unidos y me parece interesante anotar algunas impresiones en relación con la elección presidencial. Por allí, todo el mundo da por hecho que Obama será el vencedor. Aunque carezca de cualquier autoridad para hablar de este tema, querría subrayar tres cosas. La primera es que gran parte del electorado americano no se siente cautivo, al contrario de lo que sucede en España. La segunda es que, si se miran los últimos treinta años, salvo los ocho de Clinton, el predominio republicano ha sido muy alto y esto es algo que, en general, tiende a agotarse. Por último, pude ver en directo el segundo debate y aunque Obama no me parece Superman, creo que Mc Cain tiene aire de poca cosa, pese a que tal vez no lo sea.
Ahora, lo que se avienen a explicar los que viven allí. En primer lugar, Obama no es negro, sino que representa a las minorías distintas a la wasp, cada vez más importantes en los EEUU. Él, de hecho, juega a eso, a recordar el sueño americano, dando a entender a todos que el país tiene futuro, tiene misión, un componente de su autopercepción que algunos creen que se ha perdido de manera irremisible y que otros muchos querrían mantener de manera indefinida. Esto puede ser muy atractivo también para muchos wasp desencantados, aunque difícilmente sirva para nada real en la compleja máquina que rige, por decir algo, los destinos del mundo y en la que los EEUU son una pieza importante, pero no más. Esa pérdida de poder y de influencia se les aparece a los menos conservadores como un capital que Obama podría recuperar y Mc Cain podría seguir esquilmando. Por otro lado, el balance de Bush funciona como una losa para el candidato republicano: la crisis económica (que se atribuye cada vez más a Greenspan, de modo que, aunque empezó con Clinton, las copas las pagan los republicanos), una guerra oscura y difícil de entender, una popularidad muy a la baja.
A Obama se le reprocha escasa experiencia y se le ve como un candidato de diseño. Fue a Illinois, un Estado con el que nada tenía que ver, porque allí podía hacer carrera con los demócratas gracias a la gran influencia del sector afroamericano en ese Estado, y se cree que obtuvo la investidura de los grandes poderes de las corporaciones más importantes, un poco hartos del predominio petro-tejano y de los supuestos intereses de ese lobby en la política exterior de los EEUU. De ser todo esto verdad, ganaría un candidato bien apoyado y que ha sabido revestir de un cierto aire ONG el crudo interés de gente bastante lista y poderosa. No es poco, desde luego.
Pese a todo, Si se diera valor a mi impresión personal (la gente a la que he podido preguntar y que van a votar), no habría que descartar la sorpresa.