Concurso de optimistas

Las cosas están tan feas que abundan los que se apuntan al optimismo como terapia. Lo de los estados de ánimo y la política debería ser de código penal, pero así estamos. Yo creo que las cosas tienen remedio, de lo que no estoy tan seguro es de que los responsables políticos estén seriamente dispuestos a intentarlo: a mi modo de ver les quedan, eso creen, todavía unas manos de simulaciones, de ir de farol, como lo del déficit imprevisto, o los indicios de Divar, pero pocas, y además se pueden encontrar con que se les hunde el pavimento. ¡Con lo fácil que sería ir a por todas en estos momentos!
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