Concurso de optimistas

Las cosas están tan feas que abundan los que se apuntan al optimismo como terapia. Lo de los estados de ánimo y la política debería ser de código penal, pero así estamos. Yo creo que las cosas tienen remedio, de lo que no estoy tan seguro es de que los responsables políticos estén seriamente dispuestos a intentarlo: a mi modo de ver les quedan, eso creen, todavía unas manos de simulaciones, de ir de farol, como lo del déficit imprevisto, o los indicios de Divar, pero pocas, y además se pueden encontrar con que se les hunde el pavimento. ¡Con lo fácil que sería ir a por todas en estos momentos!
Tecnología y educación

Finalmente se aclara el asunto: pierden dinero

Los diversos gobiernos que padecemos no se acababan de poner de acuerdo en cuanto al significado económico de la nueva limitación de la velocidad en carretera, tal es su celo expositor de los más diversos motivos. Para mí que, visto que el personal no acaba de creerse que estas cosas las hagan por nuestro bien, han decidido confesar que, con tal medida, están perdiendo 650 millones de euros al año. Hay que ver qué habilidad con los números la de estos chicos. Pues va a ser que es verdad que se preocupan de nuestra vida, del aire que respiramos, de todo aquello que nos hace la vida menos placentera de lo que ellos quisieran para nosotros, buenos y piadosos que son. 
Bien mirado, ¿no será este asunto otra de esas famosas cortinas de humo para que no persistamos en fijarnos en lo que no debemos? Yo, que no soy muy partidario de ninguno de estos gobiernos, el menos malo el de Rubalcaba, técnicamente hablando, ya llevo tras días con la matraca esta, y supongo que mis selectos lectores puedan estar ligeramente hartos. Prometo no decir ya más nada, como dicen los argentinos. Me limitaré a pagar las multas, porque haberlas haylas, y volveré a mis temas más habituales, porque puede que los gobiernos sepan tender cortinillas de humo, pero no hay manera de que nos olvidemos del estado lastimoso en que nos tienen, pese a lo mucho que nos  aman. 

Lean a Martín Varsavsky

Martín Varsavsky es, entre otras cosas, uno de los pocos que pueden desmentir al Cánovas que dijo aquello de que son españoles los que no pueden ser otra cosa. Martín Varsavsky es español porque quiere, ha escogido serlo después de ser norteamericano, y eso, aparte de cierta extrañeza, le confiere una cierta autoridad.
Les recomiendo que lean su blog y concretamente la entrada que habla de las cortinas de humo que los españoles tendemos sobre nuestros verdaderos problemas y cómo eso pudiere llevarnos a retroceder todo lo que hemos avanzado en los últimos años.
Martín Varsavsky cree que ni el terrorismo, ni los nacionalismos, de los que tanto se habla, son realmente problemas serios, tampoco la inseguridad, por cierto. En cambio son muy preocupantes los problemas de los que apenas hablamos, la falta de oportunidades de sus ciudadanos, el espantoso desempleo, la pésima, y desconectada de la realidad, educación que nos administramos, la escasa creatividad científica y tecnológica, los sueldos de miseria, la escasez de empresas nuevas, la carísima vivienda, el exceso de funcionarios, el enchufismo, una política inmigratoria orientada a los empleos de baja calidad, la falta de una ética del trabajo, las diversas formas de drogadicción, y, por último, el hecho de que nuestros líderes estén hablando del humo y no de esta clase de problemas verdaderos. Los españoles veneramos al gobierno y despreciamos a las empresas, y ni el PP ni el PSOE quieren arreglar esto, de manera que tenemos un difícil remedio.
Hasta aquí el diagnóstico de Martín Varsavsky quien nos quiere y nos conoce bien, entre otras cosas porque tiene amplia experiencia de otros países y puede ver con más claridad lo específico de nuestra situación. No creo que nadie con buena cabeza y buenas intenciones pueda discrepar mucho de este análisis. Tendríamos que dejar de ser barrocos y ser algo más empiristas y prácticos, si no queremos que el torbellino de la historia nos vuelva a dejar en la inopia.