Mis lectores ya saben que soy aficionado al fútbol y seguidor del Real Madrid, aunque admiro el juego del Barça; pero admiro más la manera en que sus socios han cambiado el destino de su club. Me parece envidiable que haya habido cuatro candidaturas y que a participación haya sido tan alta. También creo que el candidato elegido es el mejor, el que más se acerca a la buena imagen que los que no somos de allí tenemos de los catalanes: listo, emprendedor, simpático, concreto, nada demagogo.
Por comparación, la aclamación de Florentino sin elecciones me parece algo lamentable. Es más, me temo que la diferencia se deba a la distinta madurez de las sociedades catalana y madrileña. Estoy muy lejos de admirar a los nacionalistas catalanes, pero es evidente que han influido en su sociedad introduciendo una cultura de defensa de sus intereses, de participación, de responsabilidad cívica que no existe de manera tan clara en el resto de España, ni, desde luego, en Madrid. En eso, les envidio.