Sentido histórico

Llama realmente la atención la absoluta falta de discernimiento de algunos políticos en cuanto se refiere al momento histórico en que vivimos. Repasemos, de afuera adentro: el mundo es hoy algo profundamente distinto a lo que era hace solo diez años; Europa está en una crisis grave; la situación política española es enteramente de final de un largo ciclo de 35 años que no comenzó mal, pero que puede acabar muy mal si no se acierta a encontrar las salidas adecuadas, la mejora y la profundización de la democracia, sobre todo. Pues bien, hay quien, en la cumbre en que todo debiera verse con más claridad, se obstina en confundir lo normal con lo extraordinario.
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Europa

Europa va. De manera atropellada, poco elegante, como sin saber bien cuál es el camino, pero va. Hay quienes hacen ironías sobre que lo que ha conseguido el BCE, y la señora Merkel, no se pudo alcanzar ni tras dos guerras, pero son sarcasmos sin mucho objeto, sin mayor gracia. 
Al fin y al cabo siempre serán menos peligrosos los contables que los artilleros, la banca que los panzer, pero es que, además, no se trata de eso. Me gusta recordar que la política, y su maldades, heredan el latrocinio, el asesinato y los emparedamientos a cargo de los monarcas y de los viejos señores, de manera que supone un progreso efectivo. Aquí lo mismo, pero, además, no se nos lleva a mal sitio, tan sólo a un cierto rigor, a no estirar  la manga más de lo debido, a comportarse y no gastar lo que no se tiene, lo que, si es un vicio, es un vicio del tipo de los de la hormiga, de esos que de los que siempre han hablado bien los fabulistas. 
Lo que yo veo es a mucho emboscado hablando mucho de los mercados y citando a Europa únicamente cuando conviene, a mucho sindicalista que se teme lo peor, que se pueda quedar sin lo que saca a cambio de nada. En fin, que no me parece malo el panorama porque a veces los bienpensantes aciertan.