Palo y zanahoria, o palo sin zanahoria

Comprendo que pueda parecer presuntuoso, pero estaba seguro de que Draghi iba a decepcionar a los mercados, según la terminología políticamente correcta. Hace tiempo que quienes mandan en la UE vienen haciendo con España una política uniforme y constante, buenas palabras y poco más. Esto puede irritar a quienes esperan una salvación desde fuera, los que sostienen el absurdo pulso con las instituciones de la UE, basándose en  la deletérea creencia de que España no puede hundirse sin hundirles a ellos, pero yo creo que la conducta de las instituciones financieras de la UE, a las órdenes de Alemania, es bastante racional, y que no va a cambiar, ni antes de que se pronuncie el Tribunal Constitucional alemán, que lo hará de la forma más desfavorable a nuestros supuestos intereses, ni tampoco después. Claro es que ni Mas ni Griñán han ayudado lo más mínimo a las hipotéticas dudas de Draghi, pero eso tampoco cambiará si no se hace lo necesario para que cambie.
Bien haríamos en tomar nota y en poner manos a la obra para  arreglar nuestros entuertos, graves, numerosos y crecientes dado el disparate en que estamos instalados; es evidente que esto no se va a  conseguir sin políticas ambiciosas y serias, pero para eso están los Gobiernos, y, si no se sienten capaces, cosa muy normal, deben dejar el paso a otros.

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Prima de riesgo

Desde luego éramos más felices cuando no nos desayunábamos con la noticia del crecimiento de la prima de riesgo. Ahora el problema no es la información, sino cómo interpretarla, aunque se trata, evidentemente, de una de galgos o podencos. Lo prudente sería hacer lo que esté en nuestras manos, aunque duela, pero aquí se prefiere echar la culpa al Banco clandestino o a la conjura masónica, esta vez modelo financiero especulativo, que en algo hemos avanzado.

Lo caro vende más

Sentido histórico

Llama realmente la atención la absoluta falta de discernimiento de algunos políticos en cuanto se refiere al momento histórico en que vivimos. Repasemos, de afuera adentro: el mundo es hoy algo profundamente distinto a lo que era hace solo diez años; Europa está en una crisis grave; la situación política española es enteramente de final de un largo ciclo de 35 años que no comenzó mal, pero que puede acabar muy mal si no se acierta a encontrar las salidas adecuadas, la mejora y la profundización de la democracia, sobre todo. Pues bien, hay quien, en la cumbre en que todo debiera verse con más claridad, se obstina en confundir lo normal con lo extraordinario.
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¡Qué malos son los mercados!

Hay algo que no estaba en el guión, o en la nota de prensa que lo contaba, porque el guión no parece que se lo esté tomando muy a pecho nadie. Resulta que pese a tener un gobierno serio y diligente, que se pone a recortar como si la poda fuese el bálsamo de Fierabras, la prima de riesgo sigue siendo una descerebrada y disoluta y se encamina a los 400 puntos. Estas cosas no pasaban en tiempos de orden. La situación puede empeorar, pero no mucho: salvo  que nos intervengan y escojan a Rubalcaba para salir del paso. ¡Qué horror!
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La convocatoria fallida

Zapatero ha cometido tantos errores de apreciación y de pronóstico a lo largo de su mandato que no tiene nada de particular que a la hora de convocar las elecciones de manera anticipada se hay quedado corto, se haya equivocado una vez más. Solamente un superdotado para las pifias podría conseguir lo que ha hecho Zapatero, tratar de cerrar su ciclo presidencial con una anticipación tardía. Muchos españoles, notablemente hartos de su Gobierno, respiraron al conocer el adelantamiento, pero ni siquiera esa alegría podría ocultar el disparate partidista que supone dejar al país cuatro largos meses al pairo para que el compañero Rubalcaba componga una faena de aliño.
Como era de esperar, la reacción del mercado ha sido pésima. Es normal que se inquieten unos señores que saben que está en riesgo el cobro de sus intereses ante la pachorra de quien no hace nada por demostrar que vaya a poder pagarlos, y además se toma con toda la calma del mundo la tarea de poner el poder en manos más expertas y decididas. No es verdad que los especuladores estén atacando la solidez económica de España, lo que ocurre es que los tenedores de deuda se asustan al ver la increíble irresponsabilidad de quien no se conforma con haber sido incapaz de enderezar la economía española  sino que da muestras de su absoluta incompetencia pretendiendo dejar al país sin una dirección política definida durante casi medio año, y mientras resulta evidente que la capacidad de compra de los mercados está reducida por saturación. El Gobierno ha puesto cara de que iba a hacer grandes cosas, pero los mercados ya se han dado cuenta de que este Gobierno miente más de lo que habla, ha dicho que iba a hacer, pero no ha hecho nada que le supusiera realmente un desgaste, a parte de castigar a pensionistas y funcionarios, y ahora pretende seguir sesteando durante cuatro meses al abrigo de una calma inexistente. Los mercados saben que todavía no se ha hecho nada medianamente serio que indique que podamos empezar a crecer y a disminuir el coeficiente de los ingresos del Estado que ahora hemos de dedicar a pagar los intereses de la enorme deuda que ha generado el presidente más incompetente de la historia de la democracia. Está claro, por tanto, que la amenaza económica es tan fuerte que es incompatible con este falso adelanto, con una de esas simulaciones que no sirven para nada. Las circunstancias económicas son tan graves que la única solución que nos queda es ir a elecciones el primer día que se pueda, a primeros de octubre y no a finales de noviembre.
Desde el punto de vista político, este moroso adelantamiento es también un disparate, parece hecho a la medida para que los indignados puedan preparar con calma sus nuevas representaciones, esta vez claramente urdidas en comandita con el candidato Rubalcaba,  lo que supondrá generalizar una imagen de la situación española que no favorece en nada la estabilidad de nuestra economía, la estampa de un país con una dirección política irresponsable y demagógica, en la que unos señores desarrapados y sucios se adueñan de la calle por las bravas para quejarse porque los ahorradores pretenden que se les devuelva lo prestado.   
Zapatero sabe que su salida del poder no será especialmente brillante, pero está a punto de evitar, todavía, que resulte completamente deshonrosa si, por una vez, tiene reflejos y convoca las elecciones de manera inmediata, sin ninguna demora, como haría cualquier político decente si comprendiera que su continuidad supone un riesgo inasumible para la patria.
El único problema de los e books

ZP no le quita ojo a la crisis, ¡qué horror!

En verano la prensa no suele dar grandes sustos, políticos, me refiero, porque las catástrofes parece que siempre andan al acecho. Este agosto nos enfrentamos con una situación económica muy crítica y eso se refleja en la fiebre que le entra a nuestra prima de riesgo, y en las renovadas amenazas de hecatombe. Ahora bien, lo que me ha puesto los pelos de punta ha sido enterarme de que Zapatero no se va de vacaciones para estar  atento a la evolución de la crisis de la deuda. ¿No sería mejor que se fuera como si no pasase nada? ¿No era esto de la crisis un problema de confianza? A mi Zapatero me inspira mucho más confianza descansando que trabajando, que conste.
La tienda de Vodafone no tiene teléfono o cómo sobrevivir de milagro