El Colegio libre de eméritos ha tenido el acierto de editar un libro España en crisis que recoge unos excelentes análisis de Álvaro Delgado Gal, que ha actuado además como editor de los textos, sobre la sociedad española, Víctor Pérez Díaz, sobre la educación, Luis María Linde, sobre nuestra economía, y Alfredo Pérez de Armiñán sobre las instituciones. El libro se lee con facilidad porque, entre otros muchos, tiene el mérito de la brevedad, es decir no se excede en detalles superfluos o en retórica innecesaria.
Ayer tuve la oportunidad de participar en un seminario sobre estos textos que dio lugar a un intercambio de opiniones muy interesante. Varios de los presentes pusieron de manifiesto que la lectura del libro había acrecentado su pesimismo; a mí, por el contrario, me ha movido al optimismo, porque aunque la situación que se retrata, es muy mala, el hecho de que se pueda diagnosticar con tanta claridad mueve a ver con cierta calma el futuro. Es decir que ya no estamos en aquello de Ortega de que “lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa”.
Aunque hubo una mayoría de intervenciones sobre el aspecto económico de nuestra situación, que no es grave sino muy grave, a mí me interesa más el aspecto, digamos, cultural del asunto. Me explicaré: resulta que hay que entender las razones por las que habiendo, como creo que hay, una unanimidad en el diagnóstico económico, y un acuerdo sobre las fórmulas del proceder político, estamos, sin embargo, en un estado próximo a la parálisis. Sobre esto me parece que hay bastante más que discutir, y a ello emplazo a mis amables lectores en los próximos días.