Un debate equívoco

El debate sobre las modificaciones del sistema de pensiones es un ejemplo casi perfecto de cómo suelen ser las discusiones en esta democracia tan demediada. Datos incompletos, actitudes que pretenden ser tomadas por lo que no son, disimulo, equívoco, miles de ficciones sin base alguna… Todo menos decir la verdad desnuda del asunto, a saber, que el sistema de pensiones está fundado en un sistema Ponzzi que es fundamentalmente insostenible, que nuestro problema no son las pensiones de dentro de treinta años, sino la falta de empleo ahora, que no hay empleo porque no tenemos casi nada que ofrecer a un mercado cada vez más competitivo, que mientras sigamos siendo un país disparatado y chapucero vamos a ir cada vez peor, que de nada sirve la hipocresía de los principios bellos, que los números no salen, que nos encaminamos velozmente a un descalabro sin precedentes, que este gobierno ha sido extremadamente perjudicial en todos los aspectos económicos, además de simplemente deletéreo en los aspectos políticos y de moral pública, etc. etc. Los responsables políticos, y los comparsas sindicales, hacen como que están tomando medidas técnicas, pero lo único que pasa es que son cobardes y mendaces y no se atreven a decir lo que habría que decir para que esta sociedad se despabile un poco, porque esperan poder seguir en sus poltronas tanto como puedan. Triste destino el nuestro, a la espera de que gente con alguna energía y con dos dedos de frente se disponga a decir lo que nadie dice y a hacer lo que nadie quiere que se haga.

Explicaciones ozorescas

La muerte de Antonio Ozores ha dejado al Gobierno sin modelo de comunicación. Siento emplear al bueno de Ozores, a un personaje excepcional, a un genio popular y simpático, en disputas políticas, y espero que él me lo sepa perdonar, pero no encuentro mejor analogía para caracterizar las explicaciones del Gobierno sobre lo que ha dicho Zapatero que van a hacer.
La diferencia principal está en que esa mezcla ozoresca de párrafos ininteligibles con fragmentos normales producía hilaridad, mientras que las explicaciones del gobierno suscitan una mezcla de indignación, pena y asombro, pero sin gracia alguna.
Sus defensores dicen que no saben comunicar, lo que resulta pasmoso dicho de unos sujetos que lo único que saben es algo de eso, como lo muestran los millones de adeptos que aún conservan. Yo confieso no haber podido contener la risa oyendo al cuarteto gubernamental (ZP, las vices y Corbacho) explicando lo de las pensiones; Corbacho, en concreto, ha dicho que el Gobierno sabe “preveer” muy bien lo que va a pasar en el 2012 y que, mientras tanto, hay que estar tranquilos. De pena.