Trance

Creo que Danny Boyle es un gran director y que Trance podía haber sido mejor película, pero otro resbalón como éste y DB puede perder la categoría. Como DB es muy bueno, se tarda en distinguir la intriga del disparate y se aguantan, como siempre, las imágenes y la música. Es verdad que el cine permite explicar muy bien la diferencia entre historia y narración, pero DB se acerca peligrosamente a la incoherencia, a la reiteración y a la falta de interés. Siento decirlo, la verdad, aunque me haya gustado verla.
Batalla de los smart

El fallo de gmail

El martes 24 de febrero por la mañana, de modo absolutamente inusual, el correo de Google, que tengo por una de las ocho maravillas del mundo, ha dejado de funcionar.El servicio es tan bueno que hasta ha sido fácil darse cuenta de que era él quien estaba fallando y no cualquiera de las múltiples cosas, (programas, conexiones, virus, navegadores, sistema,  etc.) que lo hacen con no tan rara frecuencia. Decía Gelertner, uno de los grandes del software, que el estado habitual de los usuarios de informática era el de frustración, cosa que me parece que ha cambiado mucho desde la aparición de Google.  Eppur si muove.. 

Las tecnologías digitales se están encontrando con fallos que se deben, precisamente, a su éxito, al hecho de que, con su enorme crecimiento, penetran en escenarios en los que todo cálculo es bastante imprevisible hasta que no pasa lo que, por ejemplo, ha pasado la mañana del martes. Confiamos en ellas, sin embargo, porque, se diga lo que se diga, no tenemos nada lejanamente igual de bueno.  No pueden, sin embargo, librarse de los efectos de su adopción masiva, del mismo modo que es imposible que aumente el bienestar del público y no se vean cada vez más turistas en lugares antaño solitarios y exquisitos. 

El fallo de Google muestra que las tecnologías digitales son una empresa con futuro, un terreno en el que queda muchísimo por hacer y en el que la imaginación nunca va a estar, al menos en principio, reñida con el éxito. Habrá quienes vean en el fallo del correo de  Google un símbolo más de que todo se viene abajo, de que no hay que separar a las empresas tecnológicas del sector de las diversas clases de burbujas que se han venido abajo  y nos han empobrecido. Nunca se sabe lo que puede pasar en el futuro, pero me parece que sería muy precipitado sacar conclusiones de este tipo. 

Como supo ver muy bien Ortega, la técnica existe porque los seres humanos necesitamos y sabemos hacer un mundo a nuestro gusto. Como no somos dioses, nos equivocamos con frecuencia y, en ocasiones, las diversas Torres de Babel se derrumban sobre nuestras débiles espaldas. Pero si algo nos enseña la tecnología es a distinguir la realidad, que siempre se conquista con esfuerzo, de la mera fantasía en la que todo es gratis, blando e indiferente. En algún lugar del mundo, tal vez en el Bombay que ha retratado magistralmente Danny Boyle, seguramente que en muchos sitios a la vez, unos adolescentes están pensando en cosas que los mayores no nos atrevemos a imaginar y, por todas partes, la gente, también los  seniors de Google, procuran hacer su trabajo a conciencia, con perfección. Un fallo es un regalo de los cielos para que no nos confundamos, una oportunidad de aprender y, en el fondo, un motivo de orgullo.

Está escrito

Es muy corriente contraponer la imagen y la palabra. Algunos edifican teorías catastróficas sobre el poder y la maldad de las imágenes, olvidando por cierto, que la escritura es, por lo pronto, también una imagen. 

Slumdog millionaire, la película de Danny Boyle, es una muestra excelente de lo absurdo que resulta la contraposición de imágenes y palabra. Danny Boyle es un magnífico director de cine, tiene una gran sensibilidad para el ritmo y la belleza de las imágenes y cuenta con ellas una historia emocionante, llena de optimismo pese a la dureza de lo que retrata. Su protagonista no sabe leer, pero conoce muy bien la importancia de lo que está escrito, cree en ello y su vida es una apuesta continua por la libertad, y el amor verdadero. 

Boyle contrapone, como ya hizo con Millones, que paso inadvertida entre nosotros, el dinero y la esperanza, sin ser maniqueo, sin moralinas, pero con radicalidad. No se puede servir a dos señores, al dinero y a la bondad. Dos hermanos, como en Millones, son los encargados de mostrar la tensión y la diferencia entre el amor a las riquezas y el empeño en vivir. Ambas películas son historias profundamente religiosas, historias que se remiten, sobre todo, a la palabra que está escrita, a la sabiduría que nos viene de una revelación  tan misteriosa como poderosa, de una tendencia que siempre nos indica el camino adecuado aunque podamos escoger muy otros. 

El poder de la palabra es el poder que viene con ella, que está más allá de ella, y la imagen puede expresarla, cuando se acierta a hacerlo, con originalidad, hondura, persuasión y belleza. Eso es lo que le pedimos a la poesía y eso es lo que nos da la película de Boyle, un torbellino de imágenes, que explica el inexplicable éxito de un concursante televisivo, cuyo último plano es una respuesta que dice así: “D: Está escrito”. 

Creo que meditaciones como la de Boyle nos descubren lo que a veces oculta la palabra, esa imagen que confundimos con ella, ese fetiche que algunos construyen absurdamente en torno a un modo de producción, para confundirla con ella. No podemos confundir la palabra con una tecnología que ha sido espléndida pero que ahora está siendo superada de manera radical y, en cierto modo, definitiva, porque está escrito que no adoremos a los ídolos.   

Es la belleza y la profundidad de la verdadera palabra lo que nos permite apreciar en todo su significado el ritmo vibrante de las escenas que nos ha ofrecido Danny Boyle envueltas en una música extraordinaria. Gracias a él vivimos por unos minutos en una India bellísima, siempre sorprendente y juvenil, ingenua y llena de esperanza, capaz de celebrar la vida y la muerte sin perder la sonrisa. Vivimos con esperanza la agonía del niño rebelde y valiente que protagoniza la historia porque el texto que es la película es una palabra que dice que el amor es más fuerte que la muerte. 

[publicado en otro blog]