Hay noticias que no pueden leerse sin estupor. Ahora resulta que nuestra benemérita SGAE critica la «opacidad» del modelo de negocio de Google y la posición dominante del gigante de Internet. Trato de hacerme cargo del asunto: se ve que como SGAE es modelo de trasparencia, quiere que todos practiquen esa virtud. Asombroso. No hay cristiano que sepa cómo y cuáles son las cifras de negocio de la SGAE, pero ellos se ponen como modelo de trasparencia.
Todavía tiene mayor gracia la acusación de posición dominante, ellos que tanto facilitan la competencia a sus posibles y temerarios rivales.
Que unos pájaros que viven del menudeo con ayuda de los poderes públicos, y de leyes más que discutibles, se atrevan a criticar a una compañía que vive únicamente del valor de sus hallazgos, es realmente increíble. Definitivamente, en este país los mentirosos son los amos, unos artistas.